BAÑO FINLÁNDES (SAUNA)
El principal objetivo es aumentar el calor del cuerpo para producir la transpiración, con fines terapéuticos y/o higiénicos. La sauna finlandesa utiliza calor seco, ese calor ronda los 80 y 100 grados, y acumula una humedad relativa de menos de 15%, esto propicia una abundante sudoración del cuerpo como mecanismo de refrigeración.
El calor de la sauna finlandesa se obtiene al calentar piedras no areniscas con resistencias eléctricas, que hacen que las piedras lleguen al rojo vivo y desprendan el calor seco.
Sus principales beneficios son:
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El calor aumenta el ritmo cardiaco y la vasodilatación, influyendo positivamente sobre el sistema cardiovascular y el metabolismo muscular, que se acelera.
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Elimina toxinas: al abrirse los poros para eliminar el sudor se eliminan impurezas de la piel. También en el propio sudor que sale se eliminan productos de desecho como metales pesados, alcohol y nicotina.
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Mejora la respiración: se despejan las vías respiratorias al hacer más fluida la mucosidad. Se ha comprobado que en personas con enfermedades respiratorias obstructivas mejoran de manera transitoria sus funciones corporales.
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El calor aumenta la circulación y la producción de endorfinas, alivia el dolor y molestias articulares
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Con respecto al deporte, la sauna finlandesa ayuda a recuperación de los músculos y el organismo en general después de realizar cualquier esfuerzo físico.
A pesar de todos los beneficios anteriormente citados a la hora de ingresar a una sauna finlandesa se debe tomar en cuenta las siguientes precauciones.
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Al aumentar el ritmo cardiaco se desaconseja el uso a adultos mayores, mujeres embarazadas y personas con problemas de salud (hipertensión, cardiopatía, varices).
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Si es la primera vez que se ingresa a una sauna se aconseja no superar los 10 minutos para evitar que se baje la tensión, además se sugiere hacerlo en compañía de alguien con experiencia en estas terapias.
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Aquellas personas que sufran enfermedad bronquial severa, epilepsia, anorexia o cólicos renales deben evitar el uso de la sauna.
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Evitar usar la sauna inmediatamente después de hacer ejercicio, se sugiere esperar 15 minutos como mínimo.
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Al salir se debe de tomar agua, ya que el cuerpo ha estado expuesto a una continua deshidratación.
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No se debe hacer uso de la sauna si se tiene excesiva hambre o inmediatamente después de comer.
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Al inicio se recomienda situarse en los asientos más bajos.
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Se debe evitar hacer ejercicio o hablar en exceso durante la sesión, ya que el sistema cardiaco y pulmonar estarán sobrecargados.
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Lo recomendado es salir cada 15 minutos de la sauna para refrigerar el cuerpo con agua fría.
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Si la persona se encuentra acostada se recomienda que al salir incorporarse lentamente y mantener la posición de sentado durante un minuto para que la circulación se restablezca y así evitar mareos.
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No es recomendable tomar más de dos sesiones semanales.
Fuente: www.vitonica.com